La bella noche alunada, rodeada de estrellas que semejan diamantes, el alba al amanecer colores tenues delata, el sonriente sol al salir cada mañana prodigo calor nos regala.
Meciendo mi amor, cual tierno niño aprieto a mí pecho, melódicas canciones salen de mi corazón inquieto, mis labios secos anhelan sus besos, mi mente lo piensa, mis brazos tiemblan deseosos del firme contacto de sus manos tiernas.
Me tienes prisionera mi dulce carcelero, cadena perpetua fue su sentencia. Bendita condena.
Cuando en su pecho reposo mi cabeza, mis manos juegan con su sedoso cabello, mis labios buscan la miel de sus besos, en ladrona me convierto robándolo entero.
La noche, las estrellas, el alba y el sol, son mis delatores, testigos de esta pasión, esposada a su corazón, corro ligero a su divina prisión.
Bendita.Condena.
Any Vaughan.