Seguro tengo pobreza sobre el suelo,
solo libertad y albedrío mantienen
siendo tan desprovisto, a mí nadie vienen.
A todos miro a los ojos sin recelo.
Solo en tiempo debido deseo el cielo,
nunca los envidio a los siempre tienen,
que a todas costa en vanidad se sostienen.
Es mejor caminar, que un incierto vuelo.
Lo extraño de la cosa no me espanta,
a veces ni mi entorno saben de mi queja
lo grato de la vida paso con amiga,
ellas mitigan tristezas, que son tanta,
manjar opulenta de la vida me deja,
se anida en mi corazón y no me liga.
Autor: Alcibíades Noceda Medina