Casi por casualidad, me detengo junto al mar,
Hoy no quería venir, pero me empujó a hacerlo,
Esta maldita soledad, que me grita,
Que ahora de verdad, ya no te tengo.
Me apoyé en el quicio de una barca,
Con la mirada triste y cansada,
Busqué el horizonte que hoy parecía más lejano que nunca,
Mi mente buscó con paciencia un espacio,
Para que mis pensamientos volasen a través de la poesía,
Inventé versos sin demasiado sentido,
Y esperé que la bruma de la mañana,
Me arropara entre sus brazos.
Traté de controlar mis lágrimas,
Porque hoy me he sentido más solo que nunca,
Y lo cierto es que sin creerlo, lo he logrado,
No derramé una sola lágrima por ti,
Me di cuenta que no estoy tan desesperado,
Me dije que debo de pensar más en mí,
Y olvidarme de todo este pasado,
Por eso al cabo de un rato,
Volví a sonreír,
Cerré los ojos y aspiré el aroma del mar,
Cuando volví a la realidad,
Comprendí que, aunque me cueste un tiempo,
Volveré a ser feliz.