Hasta siempre mágica...hasta pronto mi bella!
mi carne incrustada en los versos del olvido,
cual una perenne religión que a su estrella
le prohibió la dicha de beberselo contigo,
que a cada prosa de sus mágicas idolatrías
tejió despacio el camino hacia el desconsuelo,
que a todo lo nuestro le cambió la agonía
de sentirse únicos, en las soledades de algún cielo,
Hasta siempre mágica...hasta pronto mi bella!
mujer única, de mis únicas pasiones desiertas,
que en las nubes de mis musas se sintió tan ella!
que no renunciará ya mas, a su alma despierta,
y aunque ya sé, que darle mas no he podido,
que la desperté al mundo de las ideas nuevas,
me duele el inhóspito hospicio del olvido
donde a partir de ahora vivirán mis primaveras.