Amiga mía, soledad,
que me acompañas en silencio
sin que un solo reproche salga
de tus labios quietos,
acaricia mi alma que te necesita
porque se vació en las compañías.
Tú que esperabas escondida
conociendo este momento
que finalmente llegaría
-porque todo lo sabes-
conoces de mi amor y de mi entrega.
Amiga mía, soledad,
sigue así en silencio, mudo y sabio,
y sólo acaríciame un poquito
porque estoy dolido
y no me quedan reservas
para levantarme.
Amiga soledad, amiga mía,
compañera de tantos momentos
quiero que sepas que te quiero
aunque me duelas.