La Historia del General Ego

A falta de sentido dominan los impulsos.

El animal roe las calles en busca del símbolo que

le oriente el rumbo

y el espíritu tropieza estrepitosamente en el enorme vacío de los deseos atormentantes,

cuya sed se calma con hambre y la paciencia carece

de temple.

El destino no posee escalas previas en el camino.

El objetivo es tan inmediato que el suspenso

y la ansiedad

arden con tanta pujanza hirviendo venas y sangre,

creando un fuego tan poderoso capaz de quemar

al corazón.

El alma pierde toda sensatez ante el malón de la barbarie,

proscripta del complot y la intriga,

silenciada por ir en contra de quienes detentar el poder.

La estrategia queda en jaque en la última jugada.

El General Ego, sin carisma y sin carácter,

pierde a sus tropas que huyen horrorizadas del

azote enemigo,

dejándolo indefenso y abandonado ante la

insalvable derrota;

donde agoniza por castigo,

y define si el sufrimiento será eterno

o sólo un comienzo para la restauración.