Estabas tú, con tu cabello danzante en mi alma Prendiendo una fogata de caricias en un rincón, Dabas un besito con las puntillas de tus labios…
Y sonrojando mi rostro chispeaba de emoción.
Estabas tú, estrechando tu silueta a mis manos
Y enroscándolo entre el oval de tu cintura,
Y tendido mis ojos a tu celestina mirada… Hamacaba mi pálida frente a tu dulzura.
Estabas tú, amando a mi incontrolable cuerpo,
Que remansaba de pasión ante tu piel,
El plenario momento de lentitud y fuego…
Hacia una tormenta intensa de placer.
Estabas tú, recorriendo como un rio sin destino,
Y deslizabas tu prodigiosa ternura ardiente
Que aferrados los dos reuníamos los suspiros…
Como dos cisnes juntitos que corren por la corriente Azzazinz