He vuelto a caer, y sin embargo perduro
donde mis cenizas parecen ángulos silentes,
y en cada resurgir las astillas en el muro
que protege a mi alma de fábulas incandescentes.
He vuelto a caer, en la locura de mi vida
en águilas de mármol que miran mi inconciente,
cada vez que la recorro renuevan todavía
la plenitud de una vaga sensación a muerte.
He vuelto a caer, y aún deruumbado, sin aliento,
carezco de aptitud para sentir plenamente,
sobre el piso de la noche, la marca de mis vientos
surcando tu horizonte, llevándome a la muerte.