Helvetia

Te miro con tus verdes valles,

protegidos por sólidos bosques,

asentados entre espigadas montañas,

desciendendiendo infinidad de riachuelos,

recreando versátiles cascadas

de blancas aguas montañosas

y emergentes  manantiales,

para llenar lagos y lagunas,

reflejando su luz hacia el cielo,

en esos alegres días soleados,

de donde surcan serpenteantes ríos,

que habrán de irrigar otras tierras,

y llenar corazones de alegría,

hasta reposar en el mar

Así te observo Helvetia,

hermosa dama vestida

de coloridos atardeceres,

poblada de paz y amable sonrisa,

empeñada en cuidar

con esmero tu frondosa tierra,

Recorro tus pueblos y ciudades

adornadas de floridos ventanales,

construidas a partir de tu historia,

dialogando con tus laboriosos habitantes,

quienes transitan con alegre armonía,

a traves de tus calles y avenidas,

trazadas con humana medida

y respiro la huella del espíritu .

de Rousseau el ginebrino,

uno de tus hijos predilectos.

Convivo contigo,

sin cesar de sorprenderme

por tus logros civilizatorios

y aunque distas de ser perfecta,

puesto que te nombro  humana,

eres perla que destella

en nuestro microcosmos planetario,

como ejemplo que enaltece nuestro mundo,

al igual que otras perlas similares,

que renuevan la esperanza,

y nos sirven como guía,

hacia un horizonte libertario.

.

Así, Helvetia,

en mi pecho no hay cabida

para celos ni para envidias,

sino sinceros sentimientos

para alguien que te admira.