CUAL CARDO

Cual cardo polvoriento y triste
situado a la orilla del camino;
con tus suaves matices alegrando
el paso del solo peregrino.
Entre espinas, tus colores florecidos
embelleciendo, la tristeza del paisaje;
un poco pálidas y hermosas
con una melodía salvaje.
Recibiendo el polvo del sendero
con tus flores ajadas por el viento;
eres contemplado con sorpresa
por la triste mirada del viajero.
Pisoteado, humillado,
levantas con fiereza tus espinas;
pero caes vencido casi siempre
ante la crueldad clásica del hombre.
Que no sabe que eres tú la vida
del solo camino polvoriento;
qué buscas el amor en el que pasa
tratando de encontrar tú, la alegría.
Recibiendo la lluvia incansable
algunas tardes de alegría;
bebiendo ansioso el líquido
que Dios te envía por amarte.
Con ingenua alegría vas quitando
un poco de lana a los corderos;
que pasan balando muy alegres
por el ardiente polvo del sendero.