La inocencia de un sueño

Niño hermoso es el que en las largas noches,
mi mente y mi corazón invade. Adonde quiera que mi vista fije,
reposa la figura clara que mi sentimiento implora.
Racimo de rosas es semejante al olor de su cabello, Y por si fuese poco posee labios dulces y codiciables, ojos cafés y cristalinos, mejillas suaves y fragantes, manos tibias y delicadas.
Como libro abierto he visto en sus pupilas la luz de amor que entra en el alma por sus ojos. Angustia es lo que siento al saber que no soy yo, el afortunado sol que la refleja.
Recuerdo por las tardes la mañana gris que mis ojos lo miraron...
Me lamento por no ser la brisa que dice a su alma:
Ven hacia mi muñequito de miel.
En el mar de la duda y el desconcierto en el que vago,
Porque yo realmente soy feliz sintiéndote en mi
Nubes de tempestad me auguran que si, más nunca entenderé
Como su alma encendió mi noche, ni que misterio la trajo hasta mí...
Talvez es que realmente todo el es muy hermoso.
Quizá sea su mirada que me hechiza y envenena.
Muchas veces pienso que simplemente llegaste hasta aquí para quedarte en mi.