Almas que Interceden...

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Dame el destino entretejido de la vida

de la noche migratoria con cifras de amor,

Dame tu parentesco, de madre y esposa

para vivir con la percepción…

De una convivencia mutuamente vivida.

Dame tus tiempos hasta degollarlo…

En el otoño rojo marcado por los dos,

Hasta un enero construyendo emociones…

Llegando el génesis del amor bravío, el de nosotros…

Mis manos que sajaron la rutina de la noche,

el destello del sueño con metáforas que hicieron…

el vino blasonado embriagado de dos corazones.

Dame mis manos encandiladas por la noches taciturnas,

mis manos desveladas dibujando nuestros aires

tus ojos perfumando entre los altos cepos

y las mil y una lunas llenas con las que irrumpieron,

almas que interceden a la perseverancia del amor.