No pude evitar la lágrima,
que de la emoción brotó,
al escuchar a esa niña
contarme con tanta ilusión.
-Ayer fué mi cumpleaños, pero ningún regalo me importó, no tanto como el que Dios me envió.
Y en mi curiosidad, la pregunta
no espero.-Cual regaló fué el que
él te dió.
-Aquel que durante tres años mi tristeza causó, no saber de mi padre, ni escuchar tan siquiera su voz.
No podía contestarle, pues mi voz
se quebró al saber, que lo único
que ella quería como regalo, era
de su Padre el amor.
Con los ojos brillantes su relato
prosiguió.
-Mi papi me llamó-
-Preguntó los años que cumplía, conmigo bromeo, pero sabes tía seguir hablandome, me prometió, por eso ningún regalo tiene para mí valor, solo este que es el que yo tanto le pedía a Dios.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho.
07-05-10