La espuma de tus besos
se derrama en mi carne.
Ah dientes como tigres,
boca como puñal
que va dejando por mi vientre
afligidas palomas.
Esto es tempestad:
el miedo de mi piel cuando tú llegas,
mujer,para romperme en mil cristales,
para hendir en mi sangre fieras rosas
y allí bogar salvaje
en la total devastación del cuerpo.
Y ahora toco tu carne lenta y blanca
tal vez cuajada de salitre o brea,
ah crátera nupcial
en vuelo enloquecida,
y penetro en el bosque donde aguardan
tímidos ciervos musicales.
Cuando dejes tu vino por mi alcoba
y borrachos de ti queden mis miembros,
me bastará el perfume de tu nombre,
me bastará,al caer la marea,
el recuento feliz de los venenos.
Esto es amor:
la gana que me dejas,
los no saciados líquidos frutales
que extienden su crepúsculo en la noche.
Es esta libertad
que quiere ser esclava de tu ausencia.