Tú...la única.

Hace demasiado tiempo y ya en la pendiente
del ocaso del verso en mis fábulas sumergido
padece mi ostrasismo de causas elocuentes
y de llevar en mi cruz el no haberte comprendido.
Hace demasiada angustia que de mis labios persiste
el hábito de volver a decir las mismas cosas
las que emanan consecuentes de esos días que me diste
cuando mis noches paseaban sobre el nido de tus rosas.
Hace demasiado invirno para tanto calor adormecido
quieto y punzante que me llega hasta el alma
y cuando ciegan los soles las luces del olvido
tú la única, sensación cierta que me devuelve la calma.