Honey...

Decidida a emprender
el camino hacia la madurez
recurrí a ti por primera vez.
Una niña en cuerpo de mujer.
Con miedo a amar.
Y a volar.
Atento
desde el primer momento.
Tu dulzura
y tus gestos
me mostraron un pretexto
para acercarme
y dejar que me estrechases.
Tu intelecto,
sobriedad
y gran paciencia
lograron hacer temblar
por momentos
mi existencia.
Siempre sonriente
a pesar de los vaivenes.
Un niño grande en su dulzura,
pero todo un caballero en su trato.
Siempre sonriente.
Camine unas millas a tu lado,
pero no te amaba.
Era una farsa.
No había futuro.
Mucha falacia.
Solo quería saber sobre el amar.
Y no habia nadie más
comprensivo,
paciente y…
sonriente.
Has regresado.
El panorama ha cambiado.
Podré encender aquella llama
que en su momento comenzaba a arder…
o ya de plano,
se apagara antes de prender?
Solo con el tiempo
lo podré saber.
Sigue sonriendo.
Da luz a mis días de invierno
con tu ternura.
Anda, sonríe para mí.