Hoy, toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre los rayos del sol y la luz de la luna.
Tal vez muy tarde
nuestro sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como alas de paloma que un mismo viento mueve,
abajo como rojas flores que se acarician con su perfume.
Tal vez tu sueño
se separó del mío
y mirando a las estrellas te buscaba
como antes,
cuando aún no existías,
cuando sin divisarte
navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban
lo que ahora
-ternura, amor y cólera-
te doy a manos llenas
porque tú eres la mujer de mi vida
y mi gran amor.