I
Inhaló la vida monte, en total exuberancia,
anhelando calma pasó al otro lado del río,
el animal busca refugio a su albedrío,
queriendo ser justo e obrar con justicia,
por si mismo, abandono lo preciado,
y dejo de ser salvaje, la vida silvestre
ya le paresia penoso o muy campestre,
bajo al río y pasó, a nado, ya no pudo.
Prisionero el animal ya esta casi muerto
solo queda en la memoria del hombre,
ahora en el ocaso sobrevive por costumbre.
Sosegado ya sin embargo lucha sin espanto
el camino en que escogió vivir, hubo dicha
en su destino, y la funesta también la lucha.
II
Ahora es lo que nunca quiso ser, humano.
Pero cuantas veces se asió con los sueño
absurdo e ilusoria del león chaqueño,
el animal muerto, sueña el hombre en vano.
Ironía de la vida, consume el sueño del león,
y sumido en la tristeza por anhelo del pasado,
ya no puede a pisar ramas secas de su querido
chaco, por ahora pisa frió metal, aun con tesón.
Quedaron atrás las delicias y la exuberancia,
Y todas las quiméricas de aquellos paisajes lejanos,
que aun pulula en la memoria, personajes sanos
de las leyendas de los guaraníes, ya en reminiscencia.
Y es nada lo que era todo, tanto sueño incumplido,
vuelve bestia y hombre de sus albedrío, cansado dolido.