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Categoría: Sin Clasificar

Redoble de tambores

Redoble de tambores que crecía en mi interior,
lucha oculta por la libertad
que anhelabas tú,
que anhelaba yo y
que anhelan todos.
¿Qué es... libertad?
¿Acaso alguien lo sabe?
Nadie puede responder a mi pregunta,
sólo yo.
Responderme a mí y sólo a mí mismo.
Redoble de tambores que crecía en mi interior,
ganas de vivir,
ganas de respirar.
¿Acaso me dejaban... respirar?
Lloraba al ver que a la vez que
nadie respiraba,
nadie brillaba.
Todos se escondían en una sombra pretérita,
sombra de algo que nunca fue luz.
Redoble de tambores que,
consciente e inconscientemente,
hacía sonar a diestro y siniestro.
Respirar en libertad,
libertad para respirar.
Sueños que crecían en mí cada vez más.
Crecían los sueños,
crecían los redobles.
Multitud de lanzas contra el más débil
para que esa sombra pretérita nos envolviese a todos,
sombra que jamás ha brillado,
sombra que jamás brillará.
Respirar en libertad,
libertad para respirar.
Redoble de tambores que,
consciente e inconscientemente,
hacía sonar a diestro y siniestro.
Ruido para hallar
lo que nadie encuentra.
Ruido para descubrir
lo que pocos saben.
¡Difícil tarea cuando se hace con los ojos vendados!
¡Difícil tarea cuando estás atado de pies y manos!
Ira que crecía inundando mi cuerpo,
redobles traicioneros que me
torturaban,
martirizaban.
Señal de alerta lanzada por unos pocos.
¡Ideales creados por mí mismo
que no desvanecían... ni desvanecerán!
No me paraban las vendas,
no me paraban las ataduras.
Nada ni nadie ha conseguido ahogarme,
nada ni nadie me ahogará jamás.
¡Jamás!
Lagrimas derramadas al ver que los sueños
no se suelen hacen realidad.
Fuerza que aumentaba día a día
mientras todos me arrastraban hacia el abismo,
pozo de sombras,
agujero negro que les atrapa.
Pero... ¿Seguro que a todos? ¿?
Puertas que se cierran,
espejismos que se desvanecían
hasta que llegaste tú,
que no eras un espejismo.
Cálido aliento portador de luz,
realidad que no estaba dispuesto
a dejar escapar.
Sendero de espinas que se clavaban en mí,
esa era la respuesta.
Espinas, latigazos, vendas y ataduras que
nunca me detuvieron.
Ja, ja, ja.
¡Qué inocentes que eran,
las manos que me apretaban el cuello!
Manos que me hacían derramar lágrimas de fuerza
hasta que descubrí el camino:
al abismo sólo se le puede burlar con otro abismo.
Facilidad para ir a las sombras,
camino que te aleja de la luz que buscas,
camino que nunca quise tomar ni tomaré.
Sendero de espinas que se clavaban en mí,
esa era la respuesta.
Espinas, latigazos, vendas y ataduras que
nunca me detuvieron.
Abrazos que consigo cada noche
y que no desvanecen al despertarme.
Toldos que levanto cada mañana
para que entre la luz que hemos encontrado,
que encontraste tú al saltar por mí,
que encontré yo al saltar por ti.
Juntos ya no hay redoble de tambores,
la sombra pretérita ya no nos puede atrapar.
Juntos respiramos en libertad,
tenemos libertad para respirar.
Datos del Poema
  • Código: 283227
  • Fecha: 12 de Diciembre de 2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 7.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,252
Datos del Autor
Nombre: Lluviadecristal
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 10 de Diciembre de 2006
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