Mucho antes de cantarle a la alborada,
mucho antes de mirar la luz del día,
primero fue mi canto amada mía,
completamente al sol de tu mirada.
Desde antes de sentir la madrugada,
con toda su expresión y algaravía,
mi entera devoción y mi alegría,
en ti primero fueron, dulce amada.
Que extraño y misterioso es mi destino,
pues hoy que me desvivo en otros brazos,
divago entre mi mente tu camino.
Pues antes de cantarle a los ocasos,
el tono enamorado de mi trino,
primero fua a inspirarse en tus abrazos. (2000)