La estancia de los recuerdos
Nos acerca al primer beso,
con placidez de embelesos,
con lucidez de buen cuerdo,
de emoción las uñas como
al ver sus labios rosados
con los míos entrelazados
al compas de los latidos
del corazón confundido;
como nunca lo había estado .
Sentí su cálida lengua
que acariciaba la mía,
me dije que bien lo hacía
sin pedimento de tregua,
sin soplos de trabalengua,
fue un beso muy exquisito,
fui a la luna en un ratico
en el jet del pensamiento,
impulsado por el viento
todo fue muy despacito.
Vagó la imaginación
por todas las nebulosas,
con sencillez bondadosa
tatareando una canción,
porque tanta tentación
provocó tocar su cuerpo,
suspiraba de contento
cuando la noté excitada,
con pupilas dilatadas
y yo como lobo hambriento.
Al más allá los dos fuimos
el amor nos poseyó,
la pasión nos delató
cuando los ojos nos vimos,
estábamos en camino
de completar nuestra escena,
de una forma muy amena
con amplitud en el momento,
reaccionamos en efecto
de una forma placentera.