Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mi los
malignos, mis angustiadores y
mis enemigos, para comer mis carnes,
ellos tropezaron y cayeron.
Aunque el ejército acampe contra
mí, no temerá mi corazón; aunque
contra mi se levante guerra,
yo estaré confiado.
Una cosa he demandado a Jehová,
esta buscaré; que esté yo en la
casa de Jehová todos los días
de mi vida, para contemplar la
hermosura de Jehová, y para
inquirir en su templo.
Porque él me esconderá en su
tabernáculo en el día del mal;
me ocultará en lo reservado de su
morada; sobre una roca me
pondrá en alto.
Luego levantará mi cabeza sobre
mis enemigos que me rodean, y
yo sacrificaré en su tabernáculo
sacrificios de júbilo; cantaré
y entonaré alabanzas a Jehová.
Oye, oh Jehová, mi voz con que
a ti clamo; ten misericordia
de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: buscad
mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
no escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
Enseñame, oh Jehová, tu camino,
y guíame por senda de rectitud
a causa de mis enemigos.
No me entregues a la voluntad de
mis enemigos.
Porque se han levantado contra mi testigos
falsos, y los que respiran crueldad.
Hubiera yo desmayado, si no creyese
que veré la bondad de Jehová en
la tierra de los vivientes.
Aguarda a Jehová; esfuérzate, y
aliéntese tu corazón;
sí espera a Jehová. SALMOS 27