No mires atrás, María,
José, no mires atrás,
que viene tras de vosotros
Satanás.
¡Qué desierto más extenso!
¡Qué calor tan pertinaz!
Tiene mucha sed el niño;
María, ¿qué le darás?
Descansemos sólo un poco
debajo de ese eucalipto.
No. Ya pronto llegaremos
a Egipto.
Mira José, nuestro burro
el pobre no puede más.
¡Cómo añora el agua clara
y fresca del manantial!
Los ángeles escucharon
el peregrino clamor
y una lluvia provocaron
con amor.
Pudieron beber el niño,
la Virgen y San José
y el borrico sacó fuerzas
de su fe.
Mira José, nuestro niño.
Duerme, sonríe, reposa
y la Virgen castamente
guardó su botón de rosa.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC
Buenos dias Heriberto,que bonito expones en tu poema este pasaje de la Sagrada Familia. Mis felicitacion.Mirralila Marilo