Se murió mi perrita la de los ojos negros de aceituna
y corazón de terciopelo,
por lo que siento una gran congoja en mi corazón y mi alma sumergida en un pozo de tristeza.
Ella tan humilde, obediente y cariñosa ,
que ejemplo de nobleza, amor y fidelidad, nos podía dar a muchos humanos.
Si hubiera un cielo para perros seguro que estaría allí, pero lo que si tendrá es un lugar en las estrellas donde la veremos brillar en la noches claras de verano.
Descansa en paz Chati, que aunque te hayas ido, vivirás siempre en mi corazón y en mi mente.
Quiero expresar con estas humildes palabras
mi dolor y todo lo que la he querido,
cariño que siempre fue reciproco. Adiós querida Chati, no te olvidaré jamás ni todo lo que te he amado
cuanto voy a sentir tu ausencia