En la magia de la pluma,
En la raíces de tus dedos,
Los destellos de un río
Versan con la silueta de tú cuerpo,
De una mujer con alma de verso.
Y mí corazón helado,
Bajo un sepulcro de hogar de sueños,
Avistando a la tierra desde una cueva
Oscura y silenciosa
En un peregrinaje de promesas
Ataviadas a la suela de una huella.
Mí sincero adiós inmortalizado,
A la luz de las tinieblas,
Estrujando con la fuerza
De un "Hercules" la amordaza del destino
Que escupe sus silbidos
Donde las heladas cinceladas
Irrumpen en octubre su veredicto,
Y hacen de los ojos
Un abismo sin senderos,
Una tristeza más semejante a tristeza
Por el duelo de un amor eterno.
Y entre los dedos, escondo tu olor,
Y en un frasco de cobre
Lo guardo bajo el tesón del dolor.
En las espesas llanuras de la almohada
Idolatro historias imaginarias
De guerreros y princesas,
De mágicos mundos portados al infinito,
De besos salados y llenos del recuerdo.
Y entre los dedos, escondo la única flor,
Que crece en un pesebre
Bajo la luz del valor.
En mí corazón se acuesta la luna
Bajo el calor de templadas chimeneas
Que dan calor a las historias,
De viñetas de un sólo dibujo,
De una mujer con alma de verso.