¡Que diminuto era mi mundo,
cuándo yo era pequeña!
Mi mundo era una calle,
los vecinos y su acera
Brocal de puertas abiertas
con cortinas opalinas
y una oferta sin orquesta
invitando a los vecinos;
aunque fuera en mesa puesta.
Aquellos lejanos tiempos,
inmortales, ya se fueron;
son hermanos del olvido.
Pero, era mi pequeño mundo,
que en mi mente no ha crecido.
Transita su nítido camino
hoy y siempre, mientras vivo.
Recuerdo a los vecinos
compartiendo en la calle
parte de sus quimeras,
-solapando con conciencia
aquello que no querían
que los demás supieran-
Pero era convivencia
y era fraternidad
y un no se que, que laureaba,
que nos daba armonía
y a la par prosperidad.
¡Que diminuto era mi mundo,
cuándo yo era pequeña!
Mi mundo era una calle,
los vecinos y su acera.
La casa, el patio,
las gallinas, mi conejo,
mi canario, mi canela,…
y en la azotea…
los jóvenes pululando.