Noche arrastrada por hallar el día,
donde la luz de la verdad no alcanza,
el calor derrite el hielo de añoranza,
Cedió a la tímida cobardía.
Retenme mi ímpetu que desafía
Como si fuera toda una venganza,
con esa envenenada y mortal lanza
en cuerpo a cuerpo al fin se vencía.
Ángel acércate a mí, guerrera alada,
no escondas esa piel limpia y pura,
la guerra nuestra es bella mentira.
De ficticia trinchera era la veda
de tus labios. Repelimos cordura,
fundidos los cuerpos, si nunca hubo ira.
Autor: Alcibíades Noceda Medina