Mi vida nunca volverá a ser la misma,
por la amargura de mi alma perdida,
me siento muy escaso de carisma,
por la llegada de tan horrible herida.
Siempre supe que fuiste un gran ser humano,
pero tal vez nunca te lo dije de frente,
nunca olvidaré las veces que me diste la mano,
nunca olvidaré los sabios consejos de tu mente.
Recuerdo la alegría con que me hablabas,
que provocaba en mis labios una dulce sonrisa,
recuerdo la ternura de tu constante mirada,
que delataba el estado de tu alma sumisa.
No sé por qué fui tan estúpido,
de no expresar el cariño que sentía por ti,
por eso a Dios perdón le pido,
por eso el dolor vive dentro de mí.
Ya es tarde para decirte lo especial que eres,
porque tu muerte me tomó desprevenido,
pero Dios sabe que de mis amados seres,
tú eres uno de los más que yo he querido.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
PoetaDeDios © Copyright-2002