Las palabras dichas y las no pronunciadas
se aliaron construyendo pared,
y ahora
estamos lado a lado distanciados,
de extremo a extremo nos miramos
y no nos conocemos,
nos ignoramos,
no recordamos cuál fue nuestro error,
nuestro pecado,
pues recordar ya lo olvidamos,
lo desechamos,
ya sólo hablamos palabras sin sentido,
mera formalidad que aporta más frialdad
a este vacío
tan ausente de amor,
tan compartido,
y cuando escasamente
abordamos el tema de este absurdo
mezclamos sentimientos,
y entre palabras dichas
y silencios hambrientos
nos alejamos
sin hallar motivo
para el remordimiento,
levantamos otro metro de pared
y nos callamos.