Allende la rúa avanzaba solitario un bohemio
cavilando cuán presto se va la vida,
con qué apabullante apremio,
cómo, después de que se nos es ida,
nos damos cuenta de que vivir es el mayor premio.
Y la vida seguirá con o sin nosotros,
y los días pasarán unos en pos de otros,
y nuestras almas abandonarán nuestros
cuerpos, y esa sombra de alabastro
que es el olvido devorará el recuerdo.
Nada quedará de nosotros al cabo del tiempo,
todo se lo ha de llevar el viento,
ese viento helado y cruel que es la muerte...
todos corremos la misma suerte,
tanto el débil como el fuerte,
tanto el pobre como el rico,
y es que, en esta vida, amigo,
todos recibimos ese castigo.
Mas, oh, el mayor castigo
acaso sea el vivir
sin haber vivido;
pensando en la muerte
y en lo que, con otra suerte,
tu vida hubiera sido.
Por eso, yo te pido
que vivas el presente,
que aproveches al máximo tu tiempo,
que lo de morir vendrá luego.