ROMANCE A LA LUNA

La oscura noche asomaba
Entre arboledas desnudas;
Sobre laderas de escarcha
Por donde sale la luna
Con su carita de niña
Con su sonrisa de plata;
La vista medio perdida
Trae el alma almidonada.
Su blancor es la pureza
Como puras las entrañas,
De duro estaño cubiertas
Por una concha plateada
Va tornándose hacia el mar
A escondidas, solitaria,
Pero el mar no se contenta
Con sólo verle la cara.
Tímida así se refleja
En el fondo de sus aguas;
Pero el mar no se contenta
Con sólo verle la cara.
Poco a poco la despoja
De la ropa que llevaba,
Le rasga las vestiduras
Pues la pasión le desgarra.
Pero el mar no se contenta
Con sólo verle la cara,
Tiene los ojos cerrados
La boca tiene callada.
El cabello plateado
La sonrisa torneada;
Pero el mar no se contenta
Con sólo verle la cara.
El mar la mira mira
Despacio ya va a besarla,
Pero ella siempre tan tímida
Tapa de nuevo su cara.
Pero el mar no se contenta
Con sólo verla y mirarla;
Por eso junto a la orilla
Parece darle la espalda.
De reojo la mira mira
De reojo vuelve a mirarla,
Pero su alma no se contenta
Con solo verle la cara.
Entonces ella se esquiva
Tras la luz de madrugada;
Y el mar la mira, mira
Pero no le dice nada.
Mientras tanto ella suspira
Y en su alma almidonada,
Se respira la tristeza
De no sentirse adorada.
Aunque el mar la mira, mira,
Aunque el mar vuelve a mirarla;
Aunque el mar no se contenta
Con sólo verle la cara.