Cuando oigas que el viento...

Cuando oigas que el viento
te trae en la neblina una niña de lluvia,
no temas que en su impetuosa silueta,
solo verás como la viste una nube.
Porque cuando el alma fina cuerda que ata,
se resquebraja en mil poemas,
descubrirás pronto que son lamento
sin dueño, que no tienen arenas.
Tú te llevaste hasta aquel
sello de dulzura indescriptible,
entre tus fauces de loco
enamorado de las jazmines.
Es en ese jardín que habitante
impertérrito fue mi sueño
donde descansa la luna
y una llave que no puede
ya abrir ni la caja de pandora .
Ni la rosa dorada que guardé
entre mis pechos cobijándola
con ternura en cuanto ,
en tanto duraban tus ausencias.
Más así como la hormiga
en su trabajo sigue,
sin que nadie la note,
sin que nadie la cuide.
Así hoy alzaré el vuelo
junto a las mariposas
porque ya sé que de tu mesa
y de tu pan y de tu vino
no tengo el afecto, ni la gracia
sino tal vez alguna pobre migaja
que cae por descuido olvidada
en el piso brillante de tu casa.
Y sabes de esa caridad
que se da por simple lástima,
de esa que brota burdamente del mundo
en que se abre parecida a la simiente
a cada instante en que tu huella se halla
de esa que parece un juego,de oculta vanidad
y de egos maltrechos que brotan
espontanéamente sugiriendo una verdad
de esa ¿sabes?,de esa ya no quiero
no quiero brillos, ni conciencias
ni rebuscadas palabras, ni cautiverios perennes
ni un ápice, de esa ya no quiero nada.
12/10/2004