Te recuerdo como era mi reina,
en tu rostro había rosa y jazmín,
tu ser floreciente en pleno jardín,
tus labios pétalo en flor divina.
Tus ojos azul cielo que envenena,
estático me deja cual centinela,
tus labios purpura alegría revela,
en sonrisa das dulzor que condena.
Eres la flor donde sueña el poeta,
para hilvanar prosas también poesías,
por tu plétora vida llenos de ambrosías.
La beldad de sirena es tu silueta,
el vaivén de tus caderas revela gracia,
mi corazón late en la misma cadencia.
Autor: Alcibiades Noceda Medina