Él, nos dio la oportunidad de encontrarnos,
juntó nuestras vidas una sola vez,
Para coger el tren al vuelo y no perderlo.
Él nos abrió el alma, para mostrarnos el corazón,
Sin ninguna duda rociamos nuestras manos,
del mismo sentimiento, de ese mismo amor.
Me enseñó, que la expresión de tus ojos,
es el camino que no debo perder,
Que el brillo que en ellos vive,
es la tierra que debo regar
y no olvidar, por encima de todo lo demás.
Él me dijo, que si tu tristeza te domina,
te recuerde, que mi vida,
es la única que puede irse y no volver,
Que aquello, que creamos con nuestras manos,
vive infinito, en el mundo donde estamos,
para hallarlo cuando queramos.
Sé que es difícil creer y vivir solo de sentimientos,
que a veces soy yo la que me pierdo,
Pero sé que la casa de los sueños,
solo nos refugia de la lluvia y del frío invierno,
Y el amor que pierdo, aún protegido por mi pecho,
se marchita sabiendo, que ya no te tengo.