Días mojados,
suspiros que vuelan
en busca de un consuelo
o de un perdón.
Nadie escucha las palabras
que salen de la desesperación,
del extraño odio
que sale de la nada,
del silencio, de la oscuridad.
Deseaba que todo fuese cierto,
pero resultó ser un sueño,
resultó ser nada.
Todos los momentos vacíos,
quizás llenos de susurros
que no aclaraban nada,
que no decían nada.
Las miradas se perdían
en un horizonte lejano,
un horizonte sin señalar,
sin definir, sin delimitar.
De nada servía esa verdad
que se repetía una y otra vez,
verdad rellena de mentiras
para poder creer en algo mejor.
Las voces se han difuminado
entre llantos, gritos y desesperación.
Quizás quede poco que hacer,
quizás no quede nada,
pero hay que seguir
para poder encontrar algo
que nos permita creer,
que no permita soñar