Oyeme, que al oirme, siento el decoro
que posas en mí, cuando mis palabras
te inundan y te seducen.
Oyeme, que al oirme, vagarás
en rutas indeterminadas y sublimes,
paisajes de lucidez eterna y de vetigios
armoniosos y perecederos.
Oyeme, que al oirme, sabrás de mis labios
que el amor está tan latente
como siempre y tan vivo como nunca,
y no mires lo que no llamas
ni hables lo que no sientes!
Oyeme, que al oirme, mi voz entrelazará
los vastos universos de tu cuerpo y la
vagas imágenes de océanos cubiertos
de mocedades.
Oyeme, amor, que al oirme, el ruido ensordecedor
de tus silencios atraparán las constantes
verdades que mi alma te está escribiendo.
¿Donde estas que ya no escribes? ¡ dinos que ha sido de ti!, es quizas que no pecibes el vacio que hay aqui.