Lavé mi sangre en el fuego
y pasé la prueba de muerte:
nunca más he de dudar,
el éxito está a mi lado,
inseparable, cual mi sombra;
ahora sé que he de lograr
lo que más he anhelado.
Ahora estoy liberado,
en el seno de la verdad;
al fin he aprendido a aguardar
hasta el momento indicado.
Al temor he desterrado
de mi futuro glorioso,
ahora soy yo, ¡victorioso!
el que confía en realizar
de la vida lo más hermoso;
sé que puedo conservar
aquello que he conquistado
con decisión, a mi lado,
con fe, ternura y bondad.-
Eduardo Ritter Bonilla.
23-03-69.