Para entretenerme he inventado un juego
donde siempre pierdo, donde nunca gano,
donde la tristeza llega muy temprano
y se instala en mi alma luego, luego, luego.
Es un juego vano como vano el ruego
en donde me siento siempre tan humano
que aún lo más divino suena tan profano,
que en mi juego sólo vale el desapego.
Nada me retiene, nada me esclaviza;
todo en él es humo, polvo vil, ceniza,
meras ilusiones todas sus cadenas.
Claro está que pierdo; pero en apariencia
porque pese a todo, pese a mi conciencia
no hay mejor manera de evadir las penas.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC