AMOR DE JUVENTUD .- de CREPUSCULO

Bajo mis pies, el suelo estaba ausente,
hasta que la brasa ardiente del recuerdo los encendió,
como si explotaran del centro nuclear de la tierra,
bañando mi piel interna como un atanor de fuego,
de los huesos calados y medulares
hasta el cuadrado habitáculo cardiaco,
en el mediastino de mi izquierdo ventrículo.
El día, que parecía gris pálido, casi enfermizo. Marcó un ahora.
Como si la calle se poblara de golpe con aplausos,
entre el rumor del viento y las banderas flameando.
Ella asomó, como Ave Fénix, renaciendo de las llamas del pasado.
Con los pliegues de tela abanderada, casi mágica.
¡ Ya que sus pasos de ida, parecieron los mismos que de regreso ¡
Hasta el agua de la misma fuente, guardaba su retrato.
Fui hacia ella con pies de plomo pesado, y
fantasmas parados en las esquinas, con las paredes teñidas
del recuerdo de los escombros.
A cada paso, el cemento se hacia fango blando,
hendidos mis pies de muletas ferrosas,
con mi osamenta de gravedad pesada y
la sombra de la última imagen, iluminando la memoria,
El aire poblado de retumbante eco loco,
como si algún espíritu pasado se burlara de mí en silencio.
Me clavó el aguijón que siempre llevó por ojos,
mientras me acercaba a sus pechos suaves,
que antes fueron mi cuna.
Que antes fueron mis pechos.
Me arrastraba mudo, ya que hasta los árboles callaron sus rumores.
Quizás cansado de sepultar huellas perdidas
y destellando el dolor de mi sangre confundida,
mezclada con el sudor y mi boca babeando saliva.
En el mismo lugar de antaño,
el punto exacto y álgido, donde había sido galante.
Bajo la misma copa del plátano ya viejo y
con la fuente de la plaza del avión como testigo.
¡ Solo pronuncie ¡
Como quiero irme de ti,
como la fauna huye del fuego, pero no puedo
como quiero olvidar tus caricias,
pero mi piel tiene memoria impía.
Creí haberte olvidado
con otro reemplazo, pero me he mentido.
Quiero replicarte, y
no tengo la moneda de la excusa.
Intento fingir el impulso de mi sangre pero es eruptiva.
Tu recuerdo la petrifica y en el ahora se clava
con la fuerza de la hora lapidaria.
¡ Sé que fui yo ¡
quien abandonó el nido onírico enamorado.
Cuando aun la juventud rondaba por la fuente.
Pero tengo la voz afónica y sin matiz,
de tanto gritar que te he perdido.
¡ Ahora te pregunto ¡
¿ Es cierto, que la boca del abismo del amor, tiene un cráter siempre encendido, con la mirada abierta al mañana ¿
No contestes.
tus ojos han respondido melódicamente.
Sequemos el llanto congelado que nos dejó el tiempo de la juventud,
de los pupitres con corazones dibujados, y volvamos al amor de primavera.
A contar pétalos de sueños en los balcones de la fuente.
Celebrando el amor de juventud con los labios,
y en las manos el libro abierto de Darío, con el poemario.
elijamos Juventud Divino Tesoro,
Ya no hay mas que decir.
¡ Sólo, que hemos estado enamorados ¡