Bien se que el más allá, está a la vuelta, y me esperas con la misma ansiedad en tus pupilas, con tus manos perfectas y sutiles repletas de caricias. Bien sé que el más allá dónde no hay sombras, ni dolor, ni amarguras ni mentiras, estás para acogerme en tu regazo, y hacerme sentir viva. Bien sé que allá no existe el eco mudo, la tristeza ni la melancolía; tampoco el desamor que rompe el alma, con furor y desidia. Y es que me aguardas tú dónde las rosas no lastiman pues carecen de espinas, dónde mi corazón será feliz, alla dónde la Luna no fenece porque ríe encendida. Espérame. En breve estaré contigo desnuda y sin valijas. No necesito equipaje ni boleto. ¡El más allá está a la vuelta de la esquina!