Arde la vida cuando abre su boca

Y finaliza el último instante que resta de mi cigarrillo. 

La luna llora y mi cigarrillo trova

Canciones que  transportan

Notas de humo que se condensan

En la vela que no arde

En la estrella que no ilumina

Sino que solo se  dibuja en el cielo.

Y si todo es finito en cuanto se ve

Lo que no se ve como el mensaje

De hastío que canta el horno que arde

Entre mis labios es infinito

Y puedo decir

Que el infinito se esconde hoy

En una esquina:

Junto al vago que duerme en una lona

Junto al perro con hambre que no tiene pulgas

Junto al pub que huele a miaos y mierda

Junto al filo de un cuchillo que atraviesa la carne

Junto a un faro que se marchita

Dentro de un bolsillo que sólo sirve para calentar las manos

Dentro de la probóscide de una mosca

Dentro de una botella de bóxer

Enrollado en un porro de maría que alucina.

Es sencillo, tengo el infinito hoy entre mis labios

Y está ardiendo:

Que la nada nos abarque

Para que cuando nos abarque el todo

Sea la sed de vivir la que nos lance al mundo.

A la boca del león

Que espera la espada del gladiador

A las migajas de pan

Que dejan atrás las penas

Y que en nuestra sabia ignorancia humana

Las recogemos para comerlas

Y seguirlas hasta que el pan se acabe

O hasta que el panadero haga arder Londres.

A la boca de un alguien

Que espera no sé dónde

Para cambiar una cerveza por un beso:

La más noble de las misericordias.

¡Vivan las putas!

Arde, arde como lo hacen las palabras

Que se forman con el barro del hambre

Arde la vida, y es infinita y a su vez tan breve

Como lo que dura un cigarrillo en acabarse

Cuando fumo no sólo calmo ansias

Sino que contemplo a la vida

Haciendo de las suyas mediante

La trampa o la muerte: esto es la vida.

En su circo no hay más que dos presentaciones:

El domador domando al león o el león devorando al domador.

La luna arde, combustiona su coraza dura.

Y finaliza el último instante de lucidez

Como un foco que prende y estalla

Como la escena que muestra la verdad

Y todo fundido en negro, de momento.

Del ojo del cigarrillo brota una pavesa

La matriz consume su ardor:

Mi ojo como ceniza al vivo,llora y, cristalino,

Veo a través del humo que

Se alza y se condensa entre mis labios

Que mi cigarrillo ha abierto su boca:

Es negra y cándida.

Detrás de su ojo 

Siempre esperó

Una boca marchita

Llena de ceniza.

Detrás de su boca

La mía y al frente 

De la nuestra

La noche

Que nos despide

Mientras busco

Entre su polen

El instante que siempre

Los renegados

Los pobres

Los drogos

Los desesperanzados

Y los gandules

Andan esperando en una esquina.

Necesito una esquina

Un instante más de vida

Para saber que estoy más vivo que muerto.

Necesito calarme otro cigarrillo.

Juan Pedro Pablo

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