La lucha terminó, amigo, y en los resabios
cual la flecha al corazón de tus tibia madrugada,
te juntaste con Ana allá donde los sabios
disientes las ideas que se debaten sin palabras.
Me has dejado solo, y solo seguiré en la vida
con las mismas pasiones y el mismo desenfado
me obligas a seguirte y no es tiempo todavía
me quedan asignaturas que aún me han calado.
La lucha terminó, amigo, y en sus secuelas
el dolor se incrementa, el alcohol lo purifica,
tuve tu mágica compresión en esa escuela
donde la calle enseña lo que nadie te debita.
Y es desolación que a mi alma le ha llegado
en la tibia tarde en que tu bala certera,
clavó mi corazón sin haberme esperado
soñar un rato mas en tus dispares quimeras.