Vi llorar triste a mi madre,
mi alma se empobreció;
se detuvo de repente mi sangre;
la conciencia me redarguyó.
Se hicieron presentes mis faltas,
me arrepentía por desobedecer,
buscaba qué ocasionaba el alta,
que permitía a mi madre padecer.
Incapaz de entender la razón,
del por qué lloraba en abundante;
sentí un vacío en mi corazón,
que morir pensé en ese instante.
Por mi madre doy la vida,
ella es una bendita mujer,
y por sanar todas sus heridas,
no me importa en nada fallecer.
Lloro en silencio porque sufre;
me sangra el alma porque muere;
mis hermanos no desean su lustre.
de manera constante la hieren.
Acerco mi corazón a su palpitar,
aprecio en su cuerpo la frialdad,
con un abrazo busco su bienestar,
y con un beso brindarle felicidad.
Tan fuerte era aquella situación,
que borró el brillo de sus alegres ojos;
acabó tajantemente con su emoción,
dejando todo su rostro pintado en rojo.
"Ellos dicen que tengo preferidos"
-con voz ahogada mi madre expresó-,
"Madre, para ti todos somos queridos,
todos somos de tu sangre", le dije yo.
¿Es por ellos, mis hermanos que tu espiritu se aflige?
buscaré juntar vuestras manos,
les diré que el amor nos lo exige.
Miró con extrañeza el azul del cielo,
secó las lágrimas y dijo con alegría:
"Hijo,este es mi gran anhelo,
habitar los hermanos juntos en armonía.