Por la ladera del cerro...

Por la ladera del Cerro
baja una niña sin peines
que el viento madrugador
rebeldea de primavera.
Pon brotes tiernos de flores
en sus sombras de hilo fino;
con perfumes de almendrales
y manzanilla, aire inquieto.
¡Primavera deambulante y torera!
¡Sal, bolita de plumas
de tu cueva de la tierra
que la niña en su camino
te ha rogado con sus plantas!
Y su aliento que es la vida
ha secado los capullos invernales...
¡Salid que os dé la niña
de su palma, abono y pasto!
Posa tu vista tórtola
en el remanso del rïo;
a los peces dales vida,
y a los juncos...
Desconfía de los cuervos, niña,
en las tardes con olivos;
son puñales que se clavan negros
en las palmas verdes.
¡Escondeos culebrones
que sois dagas con veneno!
Y la niña va cantando por la ladera...
Feliz, ¡ay! quien te enamore
y en la grupa de su bayo
te lleve siempre apretada...
Y tus suspiros no sean
más que suspiros de amor
evocados en aljibes de cortijos;
y en el cinto algodonoso
andaluces verdes campos...
¡Maja, por la ladera del Cerro!
pio espejo