Mi alma se regocija en mi trayecto,
contemplando las prodigiosas
e inmensas bellezas del lugar:
sus monumentos, excelsas casonas,
sus calles estrechas, el maravilloso mar.
Inconfundibles estilos arquitectónicos,
edificios con historia sin igual.
Solitario me veo transitar
aspirando aromas inigualables,
con sabor a murmullo de arena y sal.
Siento el sol que la acaricia,
similar al Paraíso Terrenal,
que aumenta mis ansias por conocer;
ávidos mis ojos al disfrutar
de ese sustancial vergel de colores.
Sus habitantes fluyen erguidos,
ambulando entre vegetación policroma,
árboles gigantes que cobijan con dulces y frescas sombras en la estación estival.
Sitges: creado por la mano del hombre
y privilegiado por Dios y la naturaleza,
te venero, te deseo, y en tus brazos
por siempre me quiero quedar.
Mecha Foderé