Plácido mar, mi Caribe,
brisas serenas,
arrullan los sentires,
las aves planean el horizonte
y en el cielo se pinta de hermosa puesta de sol.
Al norte, brillante y enorme se asoma la luna,
con prisa por si esta vez alcanza a su amado sol.
Está triste pues apenas le vio,
unas nubes celosas taparon,
el beso que él le obsequió.
¡No te aflijas, bella luna, él te esperó!
Fui testigo de su paciencia,
se aferró al cielo para observarte,
te lanzó un beso y suspiró.
Sigue brillando mi luna hermosa,
sigue sus pasos dulce amante,
porque llegará el día o quizás la noche,
en que luna y sol se juntarán.
Tendrás su fuego por un instante
y nacerá el más bello eclipse de amor."