¡Hazme tuya!Me pedìas
al tiempo,en que mis manos,
tu cuerpo invadìa.
¡Quiero ser tuya!Insistìas
ansiosa,mientras mi lengua,
entre tus muslos perdìa.
Yo no entendìa tu desiciòn
repentina,pues antes no querìas
clavar en mi sexo a la niña.
Pero ahora,habìas perdido la calma
y hasta me invitaste
a gozarte en la cama.
¡Quiero ser tuya!Me gritabas
exhausta y cachonda,bravìa.
¡Deberas que yo no entendìa
como tù,mi pequeñuela linda,
me inducìa por las vìas
del sexo que yo antes querìa!
No esperamos màs,
y con un solo gesto
me invitaste a la riña.
Me trepè a tu cuerpo desnudo
y cabalguè en tus oscuras colinas.
No fuè fàcil,tu piel era un nudo
que oponìa resistencia
a mis caricias encendidas.
Pero la vencì,y tu resistencia
se convirtiò en obediencia;
en suspiros ahogados
y en quejidos extasiados.
¡Hazme tuya!Me gritabas
al tiempo en que tus piernas
cerrabas y abrìas.
...Y tal cual lo pedìas
me introdoje en tus puertas
y violè tus cortinas.
Y cuàl ave de rapiña
devorè tus entrañas,
y entre mis garras...
Me llevè a la niña.