La despedida (soneto alejandrino)

Aduerme corazón es el fin de la pena

el sol se lleva tu alma, mi luz, tus ilusiones.

En mis manos se queda la voz de tus pasiones

y en silencio la triste visión que me envenena.

Si yo pudiera verte, sin cargo ni condena,

te podría llorar, feliz sin condiciones.

Junto al féretro negro de mis tribulaciones

caen rayos de luna en la cripta serena.

Fiel compañero duerme, tu cuerpo echó raíces,

a tus ojos sin vida, taparon con mantilla,

pues no verás crecer, los lirios en la villa.

Y como recompensa a días tan felices

el agua seguirá removiendo la arcilla,

y los juncos del río, bordarán tu orilla.

Marta Marques