La edad del deseo

Negada a la implacable distorsión de la presbicia
oscilan sinuosas las curvas de juventud exultante
prohibidas a anquilosadas manos esta la caricia
a efebicos torsos, propiedad de forma semejante.
Esta el deseo en la parálisis, oculta o resignada
al bullicio hormonal de insultante adolescencia
y el silencio es la voz de la libido condenada
por el tiempo de un yo, sepulto en inconsciencia
Tras el cuerpo yerto nace con temor, ansiado vuelo
que viaja solo en prohibidos circuitos de la mente
generando en represión, lo que nunca se define
Se consuma el inverso afán de Icaro en el cielo
el embrión y el cadáver que atrapan a la gente
y son sombra del deseo hasta que todo se termine.