La Eternidad que no Tuvimos

Cuando el amor

se convierte en leyenda,

y el alma decide no olvidar. 

En cada rincón donde no te nombro

se esconde un pacto

que nunca firmamos. 

En la penumbra de mi alma

te dibujo con tinta de sombras,

cada trazo es un suspiro

que no se atreve a ser voz. 

Tu ausencia es un incendio lento,

una llama que no consume,

pero quema los rincones

donde alguna vez dormía la esperanza 

Te pienso en noches de luna llena 

cuando el silencio se vuelve cómplice

y los relojes se detienen

para no delatar mi espera. 

He amado tu fantasma más que tu carne,

porque en lo etéreo no hay traición,

solo la dulce tortura

de imaginarte eterna. 

Te busqué

en cada sombra del tiempo,

en cada grieta

donde el pasado se filtra.

Tu nombre aún vibra en mi pecho

como un conjuro que no se disuelve. 

Fuimos eternos por un instante,

y ese instante me basta 

para vivir mil vidas más,

Si en alguna vuelvo a encontrarte. 

No hay tumba para lo que sentimos,

ni reloj que lo encierre.

Nuestro amor es un espectro

que danza entre los sueños y la piel. 

Y si el mundo insiste en olvidarte,

yo seré el guardián de tu memoria,

Soy el poeta que describe...

¡La eternidad que no tuvimos!